Considero absolutamente imprescindible tener claro un par de cosas, que vivimos
en un lugar, y ese lugar debe ser habitable, es decir, debemos hacerlo nuestro, y de
todo aquel que llegue, hospitalidad y compromiso.
Hay aspectos estratégicos en la lucha contra el Poder que no deben ser soslayados,
como todos aquellos objetivos que suponen, hoy día, un cambio de Sistema, de
dirección en lo económico, en las estructuras y gestión de la producción, y el
trabajo, etc.
Hablando de lo local, de la vida cotidiana, de las condiciones materiales y culturales
del día a día, pasa a un primer término el conseguir hacernos fuertes en cada
ciudad, en nuestra ciudad.
Porque vivir no se aplaza, es urgente e imprescindible tomar en nuestras manos la
administración del bien público. El uso del dinero de todos, impedir definitivamente,
que este sea gestionado en aras de una minoría, enormemente mezquina y
mediocre, solamente interesada en aumentar su patrimonio, y sin tener en cuenta la
miseria, dolor, y pauperización sobre los que levanta y lleva a cabo su rapiña.
Tres líneas de fuerza son compartidas por lo que llamaríamos sociedad civil y real:
La Ciudad como escenario sobre el que transcurre nuestra vida, es decir, el espacio
físico que habitamos. (No usar las calles como campo de escombros que la
especulación genera).
La Cultura, con y sin mayúsculas, como el aire que respiramos, y el pan de cada
día, la cultura como el magma fértil en el cual encuentra su lenguaje la solidaridad y
los lazos de comunicación y respeto.
Y LA VIDA DIGNA, que a nadie le quiten EL PAN DE LA BOCA, es decir, propiciar
que no haya nadie, que carezca de lo más necesario, lo imprescindible, viviendo
como vivimos en una sociedad que se vanagloria de haber logrado metas de
bienestar que la hacen ejemplar, cosa que intolerablemente, brilla por su ausencia.
Para ello, sin ninguna duda, con total determinación, debemos caminar unidos, que
no revueltos, hacia esa toma del Poder local. Cambiar las cosas que tienen nuestro
tamaño, el tamaño del vivir cada día.
Todos somos necesarios, y por ello seria imperdonable que posturas, de unos y
otros, en las que la generosidad, la simpatia, el altruismo más lúcido son necesarios,
seria imperdonable, repito, que posturas de inmadurez y orgullo, de rencor y
mezquindad personal, llevaran a perpetuarse en el poder a los que en estos años
han hecho de las ruinas su negocio, y del dinero de todos, una fiesta para algunos.
Ferrol debe ser nuestro COMÚN DENOMINADOR, nuestro
Ferrol multiplicado y diverso.
Y hay que votar, al menos en esta corta y magnífica distancia que es la ciudad. No
votar es una opción pero hay responsabilidad en ello.
“Así que, al fin, deberemos recurrir a Ricardo Mella, un gallego genial, y decir eso de
“trabajador, vota, o no votes si así lo deseas, pero recuerda que lo importante es
otra cosa. Volver a salir a la calle el día después, a luchar”
(*) (*) citado por JOSÉ LUIS CARRETERO MIRAMAR, en Diagonal